martes, 29 de noviembre de 2011

Libérate

La calle, llena de gente, gente que corre, gente que piensa, gente que habla, incluso gente que canta y baila para ganarse unas monedas. Nadie se mira, nadie se aprecia, todo es desprecio al necio, menosprecio al diferente. Solo respeto hacia el rico, el guapo, el perfecto. Gente que dice que todos somos iguales y luego va por la calle tratando a los demás como si fueran subnormales. Es algo que vemos como normal, no lo podemos evitar, pero, en realidad, no debe serlo, no debería ser habitual, ¿Por qué no sonreimos más? ¿Qué nos cuesta amar, charlar? ¿Acaso es por esto que la vamos a palmar?
POR SUPUESTO QUE NO, simplemente piénsalo, ¿Por qué no nos damos una oportunidad? VAMOS, nadie te va a parar, en un futuro te envidiarán solo por ser lo que serás. Líbrate de esas ideas establecidas, esas ideas con un fondo tan vanal y superficieal que ha adoptado gran parte de la socedad. Sin embargo, ten piedad con aquel que no te aprecie, el sabrá, el se lo pierde, seguro que su vida es poco mejor que la de un inerte.
Así que yo solo digo que hagas lo que quieras, hazlo como quieras, respeta, sé feliz y haz feliz a los demás. Pero recuerda, siempre hazlo a tu manera.
Sin más.
Libérate.

Compartiendo experiencias

Dicen que cada día te vas a la cama sabiendo algo nuevo, que de cualquier acto que realices puedes extraer una valoración positiva. Quien sabe si esto es cierto, puede que si, puede que no, lo único seguro ahora mismo es que aquí comienza una nueva andadura, un método para que me conozcáis mejor, incluso para conocerme mejor. Aun no se quién soy, aun estoy brotando, naciendo desde el fondo de mi ignorancia, sí, todavía estoy naciendo y creo que aun me queda un largo tiempo para llegar a nacer por completo. Cuando nazca creceré, pero yo no me daré cuenta, mientras crezca pensaré que aun estoy naciendo y nunca sabré cuando crezco, bueno, en realidad sí, en mi lecho de muerte. Justo en ese momento que separa la vida de lo desconocido, ahí es cuando realmente nos damos cuenta de lo que hemos crecido y de todo lo que hemos hecho, además, es el momento de arrepentirse por todo aquello que hemos hecho mal, por todo aquello por lo que nos sentimos mal, por todo aquello que no hemos hecho, un peso demasiado grande como para morir, un peso que nos podría condenar durante un largo tiempo, un peso que sería más doloroso que la misma muerte.
Hoy me voy a la cama sabiendo que estoy dando pequeños pasos para llegar a saber quién soy.